Las abejas son fundamentales para la polinización de muchas especies botánicas. Sin ellas, los almendros prácticamente se extinguirían, porque dependen en gran medida de la polinización de estos animales para su reproducción. Pasaría lo mismo con multitud de especies como, por ejemplo, arándanos, calabazas, sandías y otras frutas.
De las aproximadamente 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de alimento mundial, las abejas se encargan de la polinización de más del 70%. Sin ellas, la actividad agrícola prácticamente desaparecería y, con ella, el sustento de millones de personas en todo el mundo.
Las abejas no son el único agente polinizador de la naturaleza. Otros insectos, pájaros e incluso murciélagos y otros mamíferos contribuyen a fertilizar las flores en todo el mundo. Las abejas son una parte importante de ellos, con sus más de 20.000 especies, pero su población mundial no deja de disminuir.
Con el nuevo siglo se comenzó a notar un fenómeno que se denominó «el colapso de las colonias», y que ocurre cuando las abejas obreras que han abandonado la colmena para buscar alimentono regresan. Las causas son diversas, desde nuevos depredadores, pasando por agentes insecticidas, o enfermedades nuevas causadas por virus o parásitos.
El resultado es que la población de estos insectos se ha ido reduciendo sistemáticamente. Entre 1985 y 2005 las poblaciones de abejas disminuyeron un 25% en Europa y el declive continúa actualmente y a un ritmo similar a nivel mundial.
Como decíamos más arriba, gran parte de las cosechas dependen de estos insectos para su polinización. Existen muchas otras especies botánicas que se polinizan por medio de otros animales, pero la razón de la importancia crucial de las abejas es que, sin ellas, el comercio colapsaría. Multitud de productos de uso cotidiano subirían de precio de manera desorbitada y millones de personas dejarían de tener acceso a ellos.
Para satisfacer la demanda, la agricultura moderna debería seguir prácticas más intensivas y menos sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Sería necesaria más superficie de tierra cultivable que la actual para igualar la producción.
Esto implicaría que, al tener que cultivar mucha más superficie, se incrementasen las emisiones contaminantes fruto de la actividad agrícola, debido al aumento en el uso de tractores y maquinaria. Además, utilizar más tierra podría poner en peligro a las especies autóctonas, que verían su hábitat invadido.
Por tanto, la importancia de las abejas para la economía mundial es enorme. Sin ser el único agente polinizador, son directamente responsables del crecimiento de la mayor parte de los cultivos de consumo humano, por lo que es de vital importancia proteger a estos insectos y garantizar, así, el futuro abastecimiento de alimentos para la población.