El término meditación procede del latín y hace referencia a la acción y efecto de meditar, que es, precisamente, «enfocar atentamente el pensamiento a la consideración de algo». Es un concepto asociado a la concentración y a la reflexión profunda.
La meditación no trata de que dejemos la mente en blanco, sino de que aprendamos a orientar nuestros pensamientos de una determinada manera. En la meditación de conciencia plena, el objetivo es cambiar la forma de pensar, sentir y actuar, intentando sentirse libre de pensamientos negativos y, en su lugar, reforzar y aumentar los pensamientos positivos.
Pero ¿qué propone la meditación? ¿Cómo se consigue entrar en esa dinámica y en qué puede beneficiarnos? Una de las mejores maneras de comenzar con la meditación es concentrándose en la propia respiración.
Lo que se propone es comenzar observando el gesto de inspirar y expirar. Realizar respiraciones profundas siendo conscientes de ellas. De esta manera estamos guiando a nuestra mente hacia algo determinado y no dejamos que se distraiga con pensamientos inconexos o erráticos.
Existen multitud de técnicas más o menos complejas (y, sí, más o menos místicas), pero la base de la meditación es el entrenamiento de nuestra mente. Nada más. Tratar de enfocarnos en los pensamientos que deseemos y no dejarnos llevar por las emociones, las preocupaciones o los malos pensamientos.
Suena ideal, ¿verdad? Lo cierto es que es una carrera de fondo. El entrenamiento de la mente lleva su tiempo, requiere de cierta disciplina o, al menos, constancia, pero esta práctica nos ofrece algunas ventajas que veremos evidentes al poco tiempo de empezar con ellas.
Un reciente estudio afirma que con tan solo 7 minutos al día de meditación podemos ser capaces de controlar nuestras emociones negativas. Según este estudio, dirigido por la profesora de gestión de la escuela de negocios Wharton, Lindsey Cameron, es posible crear lugares de trabajo más amables con invertir tan solo de siete a ocho minutos diarios a la meditación.
Es el mindfulness enfocado a generar buen ambiente laboral, lo que redunda en una mayor productividad y motivación para los empleados. Y no es tan difícil empezar a ver sus beneficios: otro estudio de hace unos años también mostró que con solo tres sesiones de meditación de 25 minutos era suficiente para empezar a sentir sus beneficios.