La población mundial ha ido cambiando, y mucho, en los últimos años. La mejora de la salud ha permitido que la esperanza de vida sea mayor y que, en la actualidad, 700 millones de personas en el mundo sean mayores de 60 años. Algo que, para 2050 se espera crezca hasta el 20% de la población mundial, 2.000 millones de personas.
Un marcado incremento que evidencia -como se recuerda hoy, Día Internacional de las personas de edad– lo importante que es atender a las necesidades y desafíos particulares de las personas de más edad. Se convierte en un desafío múltiple, sobre todo, cuando un elevado número de mayores de 60 años son parte activa totalmente integrada en la sociedad de la que forman parte y pueden seguir contribuyendo de manera esencial a su buen funcionamiento.
Son titulares de derechos y libertades fundamentales, que se deben respetar y garantizar -algo obligatorio en todas las etapas de la vida- y tienen que ser objeto de cuidados, de una mayor atención a sus necesidades y desafíos particulares como personas mayores. Merecedores de un trato digno.
Tienen derecho a envejecer dignamente y, sobre todo, a elegir y decidir el cómo y dónde quieren vivir; ejercer de abuelos, pero disfrutando de su tiempo libre y que el cuidado de sus nietos no se convierta en exigencia -un problema cada vez mayor en la sociedad actual- y, sobre todo, a seguir contribuyendo a la mejora de la sociedad, como personas activas que son.
Todo ello pasa por tomar conciencia de los de más edad y, sobre todo, de que deje de percibirse a nuestros mayores como una carga para la sociedad. Han cambiado mucho en poco tiempo, pero, por desgracia, hay que seguir trabajando para que la sociedad evolucione y elimine la imagen de “carga” que en muchos casos se tiene de ellos.
La jubilación no es sinónimo de inactividad para las personas mayores y, menos aún, supone que dejen de contribuir al desarrollo económico y social de las familias. No hay que poner límites a la edad, en cualquier situación, ya que la longevidad es el triunfo del desarrollo, como reconocia Babatunde Osotimehin director Ejecutivo del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Las arrugas peligrosas son las mentales. Nuestros mayores tienen un proyecto de vida y aportan y cambian realidades. Pero, eso sí, conformen avanzan en edad también tienen que hacer frente a la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres que también afecta a los jóvenes.
Aunque en su propia realidad como, por ejemplo, en las pensiones que, según hacen notar desde ClosinGap, clúster impulsado por Merck, MAPFRE, Repsol, Vodafone, Meliá Hotels International, BMW Group, L’Oréal España, Mahou San Miguel y Solán de Cabras, el importe de la pensión media de las mujeres es un 36% más bajo que el de los hombres, diferencias que se amplían sustancialmente en los tramos de edad más avanzados.