En la actualidad, solo un 27 % de los europeos de entre 25 y 59 años ahorra para su jubilación con un plan de pensiones. Tampoco existe homogeneidad en la Unión Europea en la tasa de reemplazo de las pensiones públicas, que es el porcentaje de pensión que se cobra al jubilarse en relación con el último sueldo. Por ejemplo, España es de los países con una tasa de reemplazo más altas (rondando el 70%) aunque la tendencia es a bajar y organismos como la Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (EFAMA) prevén que para el año 2060 la tasa media de sustitución de las pensiones públicas en la UE28 se reduzca hasta el 36%.
Para hacer frente a esta previsión, entre otro motivos, Bruselas propuso el pasado 29 de junio crear un plan de pensiones paneuropeo (Pan European Personal Pension Product, conocido por las siglas PEPP en inglés). Se trata de un nuevo producto para complementar la pensión que «compartirá las mismas características básicas en toda la UE y podrá ser ofertados por una amplia gama de proveedores», explicó la Comisión Europea. Esta modalidad contará con similares ventajas fiscales que los planes de pensiones nacionales.
Entre las ventajas de los PEPP, la CE señala la posibilidad de «transferirlos de un Estado miembro a otro», es decir, los ahorradores podrán seguir contribuyendo a sus PEPP cuando se muden a otro país de la Unión. Los partícipes podrán cambiar de proveedor una vez cada cinco años, «sea a escala nacional o transfronteriza, debiendo pagar una cuantía cuyo máximo estará regulado».
El reglamento propuesto por Bruselas supone un primer paso para su comercialización, aunque todavía debe ser aprobado por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, por lo que no podrán contratarse antes de 2020. Este producto se enmarca dentro del plan de la CE para la creación de una Unión de Mercados de Capitales, «ayudando a canalizar el ahorro hacia las inversiones a largo plazo en la UE».