Más allá de una obligación y una muestra de su compromiso con la sociedad, el trabajo de los ODS desde el sector privado puede ser una excelente oportunidad para revolucionar los modelos de negocio y hacer del cuidado de ‘la casa común’ una opción rentable.
El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron 17 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos, como parte de una nueva agenda con vistas al año 2030. Por primera vez en la historia, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) contemplaban a las empresas como agentes transformadores y piezas clave para el futuro de la sociedad.
La Red Española del Pacto Mundial (entidad que trabaja para que las organizaciones españolas conozcan e integren los ODS dentro de sus estrategias de negocio) ha elaborado el estudio Empresas españolas y ODS: Oportunidades y desafíos basado en el análisis de las memorias de sostenibilidad de las compañías del IBEX 35. De él se desprende que, hasta la fecha, el 97% de las firmas tienen presentes los ODS en su estrategia de negocio.
Existen importantes regulaciones a nivel global y local para garantizar que la actuación de las empresas se enmarca dentro de los marcos legales pero, más allá de una visión cortoplacista y que busque solo cumplir la norma, desde la óptica de la innovación, aprovechar los numerosos retos y oportunidades que los ODS plantean puede repercutir en el crecimiento del negocio. El citado informe de la Red cuantifica las nuevas oportunidades de negocio que representan estos objetivos a favor de la sostenibilidad en cifras como los 12 billones de dólares que su consecución podría producir hasta 2030 (y potencialmente el doble o el triple) o los 380 millones de empleos que pueden generar a nivel mundial. Aterrizando en retos concretos, por ejemplo, con solo alcanzar la igualdad de género (ODS nº5) se agregarían 28 billones de dólares al PIB global en 2025.
Oportunidades de mercado
Los ODS afectan a ámbitos en los que las empresas tienen mucho que decir, tales como tecnología, consumo, conectividad, energía… Así, por ejemplo, las empresas pueden encontrar en los procesos de transformación digital un buen aliado para, de manera transversal a todos los retos, acelerar la mejora de las condiciones de vida de las sociedades en las que operan. Big data, robótica, biotecnología, inteligencia artificial… son realidades que impactan directamente en el trabajo, la energía, la educación o la reducción del hambre.
El informe de la Red Española del Pacto Mundial destaca 60 oportunidades de mercado relacionadas con los ODS agrupándolas en bloques como “Ciudades” (mediciones inteligentes, construcción de ciudades resistentes, uso compartido de automóviles, vehículos eléctricos e híbridos…); “Energía y materiales” (infraestructura compartida, sistemas de almacenamiento de energía…); “Alimentos y agricultura” (reformulación de productos, reducción del desperdicio de alimentos en la cadena de valor, cambio alimentario…) o “Salud y bienestar” (combinación de riesgos, monitoreo remoto de pacientes, telesalud…).
En la carta con la que abría el último Informe de Responsabilidad Social Corporativa de MAPFRE, su presidente, Antonio Huertas, destacaba que “no puede haber rentabilidad si no cuidamos al mismo tiempo la huella social que dejamos con nuestra actividad, y entendemos que si queremos ser relevantes a largo plazo, tenemos que desarrollar el negocio cuidando e impulsando el bienestar de las personas”. Sin duda, los Objetivos de Desarrollo Sostenible requieren de la alianza de todos los actores del planeta para su éxito. La generación de incentivos a la inversión en áreas vinculadas a los ODS, las alianzas público-privadas y la coordinación entre Estado y Empresa, son un ingrediente absolutamente indispensable para el éxito de este gran reto.