A la hora de contratar un seguro de coche existen dos posibilidades: o contratas un seguro a terceros, que solo cubre los daños a otros vehículos que no sean el tuyo, o uno a todo riesgo, que sí que incluye también los gastos de reparación de los daños a tu coche incluso aunque te los hayas provocado tú mismo (por ejemplo, un golpe con la columna de tu garaje). La diferencia de precio entre los dos es considerable, pero dentro de los seguros a todo riesgo se puede elegir la modalidad de franquicia cuyo coste anual es más económico que este aunque más caro que a terceros. ¿Cual de los tres te conviene más?
Si compras un coche nuevo, te conviene contratar un seguro a todo riesgo y mantenerlo durante los dos primeros años porque en ese tiempo el valor del coche todavía no se ha depreciado y, en caso de siniestro total, obtendrás una indemnización equivalente al precio del coche nuevo. Pasado este tiempo, la indemnización ya no será esta sino que recibes lo que valía tu coche antes del siniestro (se conoce como valor venal). Por eso después de los dos años, conviene considerar la posibilidad de cambiar a un seguro a todo riesgo con franquicia.
En los seguros con franquicia, se debe abonar una cuota fija cuando el coche requiera una reparación. Por ejemplo, si la franquicia es de 200 euros, el asegurado asume esa cantidad en caso de siniestro. A cambio, este tipo de seguros ofrecen un precio de la prima significativamente más bajo que a todo riesgo.
Cuando el vehículo ha superado los seis años de antigüedad, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda contratar un seguro a terceros. Porque cuantos más años tenga el vehículo, menor será la indemnización en un siniestro. Además de la antigüedad, antes de cambiar a un seguro a terceros ten en cuenta otros factores, como si lo vas a utilizar frecuentemente o no, si lo guardas en un garaje y, por supuesto, tu situación económica.
Foto: Nacho